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 El rumbo perdido {Dusk}

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Venus
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Venus


Nombre real : Sigrid M. Bones
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Fecha de inscripción : 25/01/2011

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MensajeTema: El rumbo perdido {Dusk}   El rumbo perdido {Dusk} EmptyDom Ene 30, 2011 12:53 pm

El mundo de Bvulgaria todavía era un total desconocido para mí. Los rincones inhóspitos y singulares de su realidad eran demasiados como para haberlos visto en el tiempo en el que mi juego personal había empezado. Porque todo se simplificaba en eso, un juego. Mi mente no era aún capaz de procesar cómo alguien había podido crear tal realidad alterna. Aquellos detalles tan magníficamente configurados...una mente retorcida o un loco. El secreto de aquel mundo casi perfecto me tenía en ascuas, mantenía mi cabeza ocupada día sí y día también. Tratando de buscar una respuesta a las preguntas que mi cabeza formulaba a cada paso que daba. Pero nada sacaba en claro y mis contínuos fracasos sobre aquel tema en cuestión me hacían sentirme absurda. ¿Desde cuándo me había vuelto tan inútil?. Pero no se trataba de eso, los Maverick sabían lo que se hacían, cubrise las espaldas les resultaba un juego de niños. Más cuando discretamente podían controlarnos a todos. Había pensado en la solución fácil, despertar y volver al mundo real con mi "perfecta" vida. Sin embargo no podía negar que aquel mundo me fascinaba de alguna forma -sin mencionar las grandes cantidades de dinero que Norwell me pagaba por estar ahí -, empezaba a acostumbrarme a estar entre esos parajes imposibles y su vida. Cierto era que pasar de ser farmacéutica a ser bailarina de streptease no era algo que alguien le gustara demasiado...pero podía soportarlo. Mis conocimientos acerca de ese campo no se habían esfumado y eso era algo que me encantaba.

Decidí pararme un instante, arrodillándome en el suelo para alcanzar a ver una de esas enormes plantas que espesaban el lugar. Aquellas plantas eran singulares, se parecían a las que había en el mundo real pero muchas de ellas eran más grandes, más verdes y más vivas que nunca. Me sorprendía el hecho aquel, teniendo en cuanta que muchas de ellas necesitaban más sol que la que una selva podía proporcionarles con sus altos y esveltos árboles. Mi mano buscó el contacto directo con la hoja de una de ellas, tratando de buscar algo más inusual de lo que ya había en ella. La humedad en el ambiente hacía que ésta estuviera mojada y humedeciera la suave yema de mis dedos. Repentinamente me di cuenta de que el calor no era tan sumamente elevado, se trataba de la humedad. Se te pegaba al cuerpo y a la ropa, provocando una sensación de agobio quizás indescriptible. Solté la hoja incorporándome con un rápido movimiento, gracias al cual me marée durante una leve fracción de segundo. Tras volver en mí reanudé mi caminata por aquella selva tan revosante de vida. Mis oídos escuchaban con total claridad las ramas romperse al yo pisarlas, posiblemente estaba haciendo demasiado ruído en un lugar que aun no conocía. ¿Me perdería?, posiblemente. Pero sinceramente me daba igual en aquel momento, solo me interesaba conocer el mundo que me rodeaba. Estaba demasiado mística, incluso para mi gusto.

Mis pies me pedían un alto, por lo que no tuve más remedio que hacerles caso si no quería lamentarlo más tarde. Había venido para entretenerme y divertirme, no para acabar lisiada. Busqué un lugar que me diera la sensación de protección, un hueco entre algún árbol o matorral. Terminando por sentarme a los pies de un inmenso árbol, del que caían alguna que otras ojas. Me preguntaba qué clase de animales caminaban por encima de mi cabeza en ese momento para provocar la pequeña lluvia de ojas verdes. Lo más probable es que fueran monos, o algún felino. Debía tener cuidado después de todo, no sabía qué podía encontrarme. Me crucé de piernas, séntando a lo indio con la espalda echada sobre el ancho cuerpo del árbol. Mi mano se deslizó en pos del bolsillo de mi pantalón, pues en su interior se encontraba mi vicio y perdición, el tabaco. No tuve reparos en encenderme un cigarro y ponerme a fumármelo allí en medio. Algo que sería del todo inusual en la realidad y por lo que seguramente me tacharían de loca redomada, igual también lo era. El olor de la nicotina abordó el lugar, mientras salía el humo de mi boca.
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Dusk
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Dusk


Nombre real : Tommy D. Cahill
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MensajeTema: Re: El rumbo perdido {Dusk}   El rumbo perdido {Dusk} EmptyDom Ene 30, 2011 2:38 pm

Citación :
Señor Dusk, precisamos de su experiencia en términos de armamento, para que atestigüe del nuevo PPSH-41 AIRSOFT en bicharracos no del tamaño de una nuez como los que radican en el Campo de pruebas, si no en insectos de un tamaño considerable que residen en la Selva Gyul, en Ialm. Esperamos noticias positivas. Buena suerte.
- Sé donde se encuentra la Selva de Gyul, estúpidos granujas. - escupió las palabras entre dientes, rebotado. "Esperamos noticias positivas." Eso le hizo soltar una fuerte carcajada que retumbó dentro del vehículo de forma ostentosa, cargada de tirria e indignación. - Las noticias positivas serán si logro que esos bichos no usen mi brazo como palillo después de comerme. - siguió con su repertorio de quejas constantes, hasta terminar por apagar bruscamente el pulsador de la pequeña pantallita de donde procedía el mensaje con el puño. Dusk era un hombre que solía arriesgarse, que eran pocas cosas las que temía en ésta vida, y que su gran maestría en términos de armamento e ingenio le habían salvado el pellejo en más de una ocasión. Sin embargo, no gustaba de misiones suicidas y, claro está, apreciaba demasiado su vida como para meterse en la boca del lobo. Ladeó el rostro hacia la ventanita entreabierta que daba con su tostada mejilla, para que el viento azotara su cara, cerrando los ojos con cierto empeño durante el porceso, formándose en su lisa frente un par de arrugas por el esfuerzo. Podía tomarse la libertad de conducir en aquella recta y larga carretera sin apenas centrar su vista en la pista, debido al poco tránsito de la misma. Sus irises, más azulados y vidriosos de lo normal a causa de habérsele taraceado el fuerte aire en la retina, se fijaban puntualmente en el retrovisor. Detrás del furgón, se encontraba el arma que debía de utilizar, atada en mil un cabos para que no fuese agitada ni mínimamente. Oh, sí. Más les valía recompensarle el doble si de ésta salía sano e ileso.

Llegó finalmente a su destino, inclusive, más pronto de lo previsto. Abrió la puerta de aquel añejo trasto, el cual parecía tener que partirse en dos en cada brusco movimiento procedente de aquel hombre rudo de mirada torturada. Sus botas de montaña se llenaron de barro en cuanto pisaron el terreno. En silencio, cerró la puerta de forma brusca del vehículo y se encaminó hacia la parte trasera. Saltó dentro al ayudarse con una mano, y el furgón se tambaleó. Empezó a desatar aquella arma con la que cargaría tras la espalda durante un buen tramo de camino hasta encontrar la presa. Sus delineados labios se movieron al dejar escapar un bufido, que rápidamente se trasfiguró por un leve gruñido al cargarse el arma tras la espalda. Saltó del furgón y se adentró en la profunda Selva —olvidándose de un pequeño detalle, del que más tarde se cercioraría— en busca de los animalitos. La mole verdinegra de las arboleras a ocho metros de su cuerpo, montañas de hojas y ramas, parecían que se bamboleaban y amenazaban con desplomarse encima de él. Sí, cierto. No había pasado ni tres míseros minutos en los que se había adentrado en las profundidades de la Selva, que ya la odiaba desde lo más profundo de sus entrañas. El tiempo seguía pasando. Y si había algo que no pasaba por los alrededores, eran aquellos monstruitos con los que tendría que jugar a cowboys. Torció el gesto y ladeó la cabeza de un lado a otro. ¿Dónde carajos estaba? De repente, como si de un chute de mala suerte —o buena suerte dependiendo de cómo lo mires— se tratase, se cercioró de que el mapa se había quedado dentro del furgón rojo apagado. En pocas palabras, estaba más perdido que una aguja en un pajar.

Un frío sudor le recorrió la nuca y, para complicar más la situación si fuese posible, escuchó el crugir de una rama. Sus sentidos se pusieron en alerta casi por inercia, y emprendió la marcha, tomando el arma entre sus manos como si fuese a detonar a una sombra invisible. Un olor a nicotina llegó a sus fosas nasales y eso le desconcertó. Sus facciones se relajaron y dejaron paso la consternación. Volvió a colocarse el arma tras su espalda, apoyándose con sus rasgadas manos sobre una roca que sobresalía de la tierra con forma de seta, para trepar sobre ésta. Una vez encima, se incorporó de nuevo y, al dar un paso en falso hacia delante, resbaló y rodó por todo el terreno, perdiendo el arma durante la caída. Dolor de raíces y de follajes rotos. Quedó tendido boca arriba y, al ladear la cabeza hacia un costado, pudo ver la cara de asombro de la mujer que se encontraba sentada fumándose un cigarrillo —que por cierto, conocía—. No comentó nada. ¿Qué podía decir uno en ésta situación? Como mucho, Venus, estallaría en risas. Se limitó a incorporarse para quedar sentado, frotándose con las manos los tejanos y parte de la chaqueta impregnada de barro y forraje.

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MensajeTema: Re: El rumbo perdido {Dusk}   El rumbo perdido {Dusk} EmptyDom Ene 30, 2011 4:17 pm

El cigarro se consumía lenatamente entre mis labios y boca, los cuales comenzaron a quedarse algo secos. La nicotina consiguió relajarme más si es que eso era posible, haciendo que olvidara el pequeño pero importante problema de que estaba perdida entre laberintos de follaje espeso. Los ruídos de la selva eran verdaderamente inquietantes. Aletear de pájaros, el correr de algún que otro pequeño animalillo, el sordo y fuerte crugir de los árboles...¿a quién no podía gustarle esa soledad y tranquilidad?. Tranquilidad que se vio repentinamente irrumpida por un sujeto no esperado y conocido. Como si hubiera caído del cielo o incluso haber salido de debajo de la tierra, Dusk estaba tumbado boca arriba justo en frente de mí. ¿De dónde puñetas había salido realmente?. Mi rostro dejó claramente reflejado el asombro en sus facciones y gestos, la sorpresa casi había hecho que me tragara el cigarro al que, justo en el momento de su aparición, estaba dando una suave calada. Clavé mis ojos durante un instante en los suyos cuando éste giró la cabeza y me alcanzó con la mirada. Su problema tuvo pronto solución cuando se levantó quedando sentado no mucho más lejos de donde había caído.

No pude evitar levantar una ceja ante la situación que nos envolvía. Adueñándome de nuevo de mi tranquilidad, golpeé suavemente con el dedo índice el cigarro, haciendo que la ceniza cayera sobre el terrenal suelo.-Sutil.-apoyé el codo sobre el costado de mi rodilla -teniendo en cuenta que seguía sentada con las piernas cruzadas- mientras soltaba aquella única palabra que decía tanto. No lo pude evitar, una suave y divertida sonrisa se dibujó en la comisura de mis labios al recordar la torpeza que había demostrado Dusk. Nunca pensé que él precisamente fuera torpe, por lo que achaqué el problema a un simple error. Tan pronto como aquella sonrisa había aparecido en mi rostro, desapareció sin dejar rastro de su presencia anterior. Me limité a mirar sus movimientos mientras se sacudía el barro y las hojas que habían quedado pegados a su ropa y pelo. Dusk, Dusk, Dusk...la persona que me intrigaba tanto. ¿Cómo podía existir una persona que causará tal interés en mi persona?, su mente era como un mundo por descubrir para mí. La razón me era totalmente desconocida, pero no era mi objetivo dar respuesta a esa cuestión. Me sonaba exagerada a mí misma pero por mucho que lo deseara, no podía quitarme de la cabeza el saber quién era él exactamente.-Si tratabas pasar desapercibido, te ha salido el tiro por la culata.-el pitillo volvió a estar entre mis labios y con una suave calada mi interior se lleno de humo. Expulsé el humo formando círculos vacíos en el aire, observando como se alejaban de mí y desaparecían para siempre. Entonces me percaté, no sabía si él fumaba...se trataba de un dato interesante.

Coloqué el pitillo en mi boca agarrándolo con los labios mientras mi mano se introducía de nuevo en el bolsillo del pantalón. De ahí saquñe la cajetilla con el tabaco que me quedaba, que no eran más de tres o cuatro cigarrillos. La abrí, y con un suave y lento gesto se la acerqué. No le dije nada, pero se sobreentendía que le estaba ofreciendo uno. Con la mano izquierda decidí que era el momento de sostener el mío, el que estaba aguantando con la boca. Fue entonces cuando mi mente se dividió en dos mitades: una que estaba pendiente de él y otra que se focalizaba hacia el exterior. A mi alrededor seguía oyéndose lo mismo de siempre, quizás algo alterado por el sonido producido por mí y por Dusk. Mi respiración estaba ligeramente agitada por el calor que sentía, no sabía cómo era posible que en esos lugares habitase gente. Sin embargo sabía que lo que estaba ocurriendo era el resultado de estar acostumbrada a vivir en un ambiente que no ostentaba con temperatura demasiado altas en ninguna época del año. Tenía presente los inviernos de temperaturas de un grado por debajo de cero...apartando los pensamientos lejanos de mí, volví a la realidad de mi presente. Por muy desquiciado que fuera.
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MensajeTema: Re: El rumbo perdido {Dusk}   El rumbo perdido {Dusk} EmptyJue Feb 03, 2011 1:36 pm

En ningún momento se avergonzó. ¿Por qué debería? Señores, estamos tratando con un pasotismo y cara dura que va más allá de lo establecido. Más de lo que os podáis llegar imaginar. Pero no. No estamos hablando precisamente de eso. Esta no sería ni la primera ni la última vez que alguien puede distraerse al contemplar el poderío de... de... ¿la madre naturaleza?, y tener una caída típica para ser grabada y colgada en la red, ¿cierto? Es más, ni tan siquiera la mujer sabía lo que le había ocurrido. Algo que dejaba volar la imaginación y el poder excusarse con alguna fanfarronería típica de Dusk. No. Su hombría no había sido pisoteada por el momento. Aunque quizás sí lo sería su credibilidad si le diese la venada de justificarse... Fuese como fuere, lo peor no había ocurrido. Sí. Dusk había interpetado la palabra "sutil" como una buena señal. Puesto que, probablemente, Dusk, no fuese soportado la risa aguda de una mujer taladrándole el oído y expresándole sin palabras, qué tan graciosa había sido la caída. Espera, ¿graciosa? Vaya, como para no darse cuenta. Se ahorró un "gracias" interior hacia la mujer, ya que no venía a cuento soltárselo sin ningún fundamento. Sus pupilas seguían moviéndose al compás de los movimientos de sus toscas manos, las cuales seguían con la labor de sacudirse el ropaje abarrotado de follaje húmedo mezclado con tierra. Su expresión mantenía adherida aquella mueca asqueada, la cual, tardaría más en desaparecer que toda la inmundicia de su vestimenta.

Sus pupilas azules con reflejos de un tono grisáceo, se movieron en dirección a la mujer con cierto disimulo, manteniendo sus labios aferrados en una linia recta. Podía vislumbrar con tan sólo una ojeada de soslayo que Venus le observaba con interés. ¿Y quién no lo haría? Pocos eran los que aparecían rodando por tu costado en una jungla. Dusk, del sobresalto, hubiera disparado de inmediato al sujeto, fuese quien fuese, acarreando las consecuencias después. ¿Consecuencias? ¡Já! Ni tan siquiera se las hubiera imaginado. Era un hombre de impulsos. Dirigió su mirada hacia sus manos embarradas y levemente cortadas. Sin borrar la mueca de fastidio, expresó su hastío con un tono de voz grave, varonil. - Argh... - se las sacudió con un par de palmas y volvió a tenderse sobre el verdoso forraje, apoyándose con un codo, observando hacia al frente. Allá donde los árboles parecían comerse los unos con los otros. No se había animado a mirar a Venus fijamente ni a dirigirle la palabra, todavía.

"Si tratabas pasar desapercibido, te ha salido el tiro por la culata."

Ladeó la cabeza hacia la mujer y arqueó de un modo guasón ambas cejas, a la par que una media sonrisa divertida curvaba sus rosados labios. - Lo sé. Pero esa no era mi intención. Contaba con impresionarte... ¿ha funcionado? Pues yo creo que sí. - su sonrisa se ensachó hasta mostrar parte de sus rectos dientes y carraspeó seguidamente, aclarándose la voz. Observó los movimientos de Venus en silencio, creyendo a primeras instancias que buscaba algo que le pertenecía. Dusk se quitó el gorro de relieves con la mano libre y lo posó sobre la hierba, pasándose los dedos por su pelo rapado, con distracción. La mujer sacó un paquete de cigarrillos y, entendiendo su ofrecimiento, movió el cuerpo hasta colocarse de costado y alargar la mano para coger el que estaba a su disposción. Todo un detalle por su parte, había de admitir. - Gracias. - respondió simplemente. Ni más ni menos. Se llevó el cigarro hacia sus labios y lo atrapó con los mismos, manteniendo el rostro cerca del cuerpo de la mujer para cuando ésta sacara el mechero y le encendiera el pitillo. El sonido de fondo, que rápidamente lo atribuyó a los miles de especímenes que habitaban en la Selva, hizo que sus ojos rodaran lentamente por los alrededores. - Hum... - comentó de una forma peculiar, debido al estar manteniendo el cigarro entre sus labios, moviéndose éste a cada palabra procedente de su boca. - He hecho cabrear a las "ardillitas del bosque"...

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