Ultimando detalles {Lyra}

Los planes de infiltración en la base Exos ya estaban hechos y parecía ser que no sospechaban nada, pero aún así no podía darme el lujo de permitir algún fallo. Solíamos reunirnos en la taberna Mort ya que el dueño era un conocido mío y no permitiría que nadie se enterara que yo estaba ahí. Claro que la confianza no era ciega, él sabía de lo que era capaz si llegaba a traicionarnos o a cometer alguna tontería. Sabía que podía haber algún espía dentro de los Asis, así que no era demasiado recomendable platicar ahí, cualquiera podría salir con el chisme y eso no nos beneficiaría en nada.

Ese día llevaba una gabardina y un sombrero para evitar ser reconocido, si es que alguien sabía sobre mí. Conforme me adentraba más a Licath comencé a subir el cuello de la gabardina para que me cubriera el rostro en lo máximo posible. Intenté no verme demasiado sospechoso y caminar normalmente, sin hacer nada extraño y que pudiese llamar la atención. Era de noche así que no había demasiada gente a esas horas; aun cuando ese pueblo era demasiado pacífico la gente tenía un horario bien establecido y preferían entrar temprano a las casas para convivir en familia un rato.

La gente que no sabía sobre la realidad del mundo exterior y pensaban que sólo existía Bvlgaria lo tenían demasiado fácil. A veces pensaba que si a mí también me hubiesen borrado la memoria seguro sería mucho más sencillo todo. Hubiera sido preferible que Giselle fuera la líder y yo sólo un jugador más, perdido en un mundo fantástico del cual al final no quieres zafarte. Una vida sencilla, sin preocupaciones y siendo solamente feliz era algo que anhelaba en verdad. Lástima que eso jamás pudiera ser y mi sentido de poca lealtad sólo fuese anulado por Alexander, mi padre, a quien le debía mi vida.

Llegué a la taberna después de la caminata y el dueño me miró; sus ojos cambiaron de desconcierto a un tanto de sorpresa. Al parecer no me esperaba ahí; ya no le avisaba cuándo iría y cuándo no, ya no lo veía necesario. Me ayudó a quitarme la gabardina y la colgó en un aparatejo junto a la puerta, me ofreció una bebida y yo acepté. Me alejé por los pasillos hasta llegar a la habitación más alejada de todas, el hombre sabía que tenía que llevarme la bebida a la habitación ya que no me agradaba que sus clientes me vieran. Es mejor prevenir que lamentar.

Entré a la habitación y la miré por unos segundos, repasando si había algo extraño y al darme cuenta que todo estaba normal me acerqué a la cama y me senté. Saqué un cigarrillo de mis vaqueros y lo encendí. El efecto del humo en mi metabolismo hizo efecto de inmediato. Me sentí más calmado y menos impaciente. Quería terminar con esa reunión lo más pronto posible, necesitaba arreglar más cosas y no podía entretenerme con algo que ya estaba casi terminado. Tenía planeado esperar a Alethia, repasar las cosas que debía hacer y despedirme por un buen rato de ella, sería la última vez que la vería. Era riesgoso verla después, alguien podría darse cuenta y eso no podía suceder. Dí otra calada a mi cigarro y expulsé el humo; me levanté y me coloqué junto a la ventana para sacar el humo por esta, pero sin asomarme por si algún mirón pasaba. Ahora sólo faltaba la chica y todo estaría completo.

Esperé unos segundos más, esperando que ella no se acercara, pero lo hizo. Cuando le escuché comenzar a hablar no pude evitar maldecir por lo bajo. No pude evitar que mi ceño se frunciera como respuesta a su "te conozco". ¿Qué demonios? ¿Me conoce? Tuve que reprimir una risa de burla porque no me sentía con las ganas de reír, sino seguro estaría tirado en el suelo muriéndome de risa. Sumándole que cuando mencionó a Roderick no pude evitar molestarme un tanto. ¿Qué sabía ella? Absolutamente nada, ella había llegado mucho después de lo que había ocurrido entre Norwall y Maverick, así que no tenía ni la menor idea de lo que ocurría en realidad. Suspiré y negué levemente con la cabeza debido a sus últimas palabras. ¿Acaso quería que me enfadara con ella? Al parecer, pero, ¿por qué? Recordé las palabras anteriores y gruñí un tanto, no por enojo sino por lo exasperado que me sentía. ¿Cómo no me había dado cuenta que intentaba hacerme enfadar?

– Lyra, esto no va a funcionar – dije a través de la puerta –, sabes muy bien que no me conoces y yo a ti tampoco, así que dejémonos de tonterías, no haré lo que tú quieres – toqué dos veces en la puerta, como despedida y sonreí levemente –. Que te vaya bien –

Metí las manos a mis bolsillos del pantalón y me dirigí hacia la salida de la taberna. El dueño me miró y se inclinó levemente a lo que respondí con un asentimiento de cabeza; me proporcionó con mi gabardina y mi sombrero a lo que le agradecí y me los puse para prepararme a enfrentar la oscuridad de la noche. Sabía que había hecho mal al dejar a Lyra de esa manera, pero no tenía nada más que argumentar. Tal vez era un cobarde y huía de aquellos sentimientos, pero no iba a darle explicaciones a nadie y mucho menos a ella. Las razones por las que era así eran mías y de nadie más. Ni siquiera Giselle sabía sobre ellas y era a la que más confianza le tenía. Mi pasado así se quedaría y no pensaba volverlo a revivir nunca.

Justo cuando estaba a punto de salir de la taberna unas manos me detuvieron. No tuve que voltear siquiera para saber de quién se trataba. Ni siquiera volteé a verla, pero escuché claramente lo que me dijo y enseguida el sonido de sus pasos alejarse se hizo presente. Inhalé un tanto de aire puro proveniente de afuera del hostal. Me debatí sobre si debía seguirle o no. ¿En qué me beneficiaría hacerlo? En absolutamente nada, pero al irme tampoco ganaba nada. Tampoco perdía absolutamente nada en escucharla un poco más. Si empezaba a hablar de nuevo sobre el amor y eso entonces me largaría. Sí, eso era lo que haría. Me volví sobre mis talones y miré al dueño que miraba fijamente a Lyra, específicamente sus piernas. Rodé los ojos y le pegué levemente en la cabeza con mi sombrero. Se sobresaltó y me miró sorprendido, al parecer había dado por hecho que me iría; lo más probable es que había estado espiándonos. Le miré a los ojos y entrecerré la mirada.

– Voy a regresar al cuarto – asintió levemente y tomó mi sombrero –, esta vez ni se te ocurra espiarnos, ¿de acuerdo? – me aseguré de incrustar esa idea en su mente. No estaba dispuesto a confiar en él.

Asintió de nuevo, algo embobado y tomó mi gabardina cuando la estiré hacia él. Murmuré un leve "gracias" y caminé de manera un poco más apresurada de lo que pretendía hacia Lyra, con la intención de alcanzarla en sus pasos. Conseguí llegar hasta donde ella cuando estaba a punto de cruzar el marco de la puerta. Coloqué levemente una mano sobre su hombro derecho para empujarla suavemente hacia el interior de la habitación. Tan pronto pasó mi pie por la puerta la cerré y eliminé el agarre sobre Lyra. Me limité entonces a mirarle y meter las manos en los bolsillos de mi pantalón, mientras dejaba mi peso caer para recargarme por completo en la puerta. Me aclaré la garganta, esperando a que dijera algo, pero preferí hacer claro lo que deseaba y lo que no.

– No vuelvas a hablar sobre lo de... antes – hice una pequeña pausa en la cual pasé mi mano por detrás de mi nuca, de manera cansada –. ¿Qué era eso que no me dijiste? – terminé de preguntar, tal vez de manera demasiado fría, pero quería asegurarme de que las cosas no se salieran de rumbo... de nuevo.

La verdad no esperaba que Light me siguiera, había cruzado la línea entre lo que se permitía y lo que no, lo sabía y había sido demasiado tonta como para no hacerlo del modo adecuado. Claro que ya habiéndolo pensado, no había un modo adecuado de confesarle a Light lo que sentía por él, eso sólo había sido una estupidez y ahora debía encontrar la manera de arreglarlo. Hasta que llegué a Bvlgaria, jamás había pensado en que la gente pudiera vivir sin sentimientos. Yo tenía buenas amigas, excelentes padres, un hermano cariñoso y también un par de novios muy buenos conmigo...todos esos sentimientos habían hecho de mi vida, algo maravilloso, pero aquí, sólo parecían convertirse en mis peores pesadillas. Dante y Light, los hombres más cercanos a mí en este lugar sólo parecían darme a entender que mis sentimientos no significaban nada, que el sentir sólo me hacía más vulnerable.

De cualquier modo, Light decidió seguirme y sentí como me empujaba al interior de la habitación. Una vez ahí, él cerró la puerta y se quedó recargado en ella. Tenía una oportunidad que no podía desperdiciar, si quería poder seguir contando con él, tenía que convencerlo de que lo sucedido había sido meramente una actuación. De ser tan inocente como solía serlo, no podría lograrlo, pero estos últimos días los había dedicado a convertirme en una mentirosa creíble, de lo contrario Roderick Norwall no confiaría en mí. Así que en ese momento yo debía de usar esas nuevas "artes" para convencer a Light que todo había sido un plan para que él se enojara y de ese modo poder planear la escena que Dante había sugerido que hiciéramos.

- No volveré a hablar de ello Light, lo lamento, sé que crucé la línea, mi intención sólo era enojarte, eso es todo...pero al parecer creo que mis dotes de actuación se han desarrollado demasiado bien...te creíste todo - dije con una sonrisa entre divertida y coqueta - lo que quiere decir que Roderick también caerá en la trampa

Ahora sólo esperaba ser lo suficientemente veraz con mi mentira para que Light la creyera y no perdiera lo que había ganado con él. Aunque dudaba que alguna vez volviera siquiera a acercárseme. Y eso me dolía demasiado, pues ser un rollo de una noche era mejor que no ser nada. Por querer jugar con fuego, había puesto demasiado en riesgo...y lo peor es que no había ganado nada, había jugado muy mal mis cartas y eso me había arrebatado la única oportunidad que tenía de estar cerca de Light. Sin embargo, debía de conservar la compostura, no quería que nada en mi, le diera a él muestras de mi engaño.