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 When heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo}

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2 participantes
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Lyra
Morey - Agua
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Lyra


Nombre real : Alethia DiPallermo
Mensajes : 184
Puntos : 162
Fecha de inscripción : 24/01/2011

When  heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo} Empty
MensajeTema: When heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo}   When  heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo} EmptyVie Feb 04, 2011 9:18 pm

La ciudad del olvido. No había un lugar mejor en el cual estar que ahí. Con todo lo que pasaba por mi cabeza y mi corazón, sin duda el olvido sería la mejor cura. Había pasado ya mucho aquí, el juego estaba consumiéndome, podía ver a la gente que lo gozaba, gente que vivía normalmente, con las preocupaciones propias de una vida sin complicaciones que implicaran asuntos de vida o muerte. Ir al mercado implicaba para mí un gran esfuerzo, aparentar que mi única consternación era encontrar comida o cosas necesarias para mi subsistencia no era fácil, ya no lo era. No podía desde que había comprendido lo que la gente poderosa quería. Maverick quería tener el control del mercado, y de paso el control de nosotros. Y Norwall sólo deseaba arrebatarle ese poder. Todo era un juego de intereses y ahora yo, justamente yo, estaba en medio y todo por una soberana estupidez. Yo había venido a encontrar a mi hermano, no a meterme en intereses comerciales, no a enamorarme de la persona equivocada, no a acostarme con aquel que sonreía y me robaba el mundo.

Por eso había huido aquí, quería desahogarme, quería llorar hasta no poder más, quería olvidar todo, quería - con desesperación - regresar a mi hogar, sabía que aquello significaría sacrificar mi relación con mi hermano, pero el buscarlo sólo estaba causándome penurias y no sabía si al encontrarlo, él me reconocería. No quería amar a Light, no quería dejarme conquistar y seducir por Dante, no quería nada de eso. Quiero olvidarlo todo, quería ahora la oportunidad de dejar todo atrás, de olvidar todo lo que estaba cruzando mi mente. Si no podía tener mi vida de regreso, no quería pasar ésta lamentándome por lo que no podía recuperar.

Caminé hasta encontrar un árbol solitario y me fui a sentar bajo su sombra mientras comenzaba a llorar de verdad...no lagrimitas de aquellas que había andado derramando por todos lados. Quién me viera, diría que era una llorona y quejumbrosa. Quizás lo era, lo era por no pensar en mis actos, por dejarme llevar por mi corazón y no por mi cabeza. Cada error que cometía me traía más problemas. Acostarme con Light me había llevado a enamorarme de él, acostarme con Dante había significado perder un pedazo de mí misma, aceptar infiltrarme a la base Exos me había alejado de lo único que conocía. ¿Qué esperabas Alethia diPallermo? Te lo dije, pero no quisiste hacerme caso, ahora atente a las consecuencias mi conciencia me regañó, pero ya no tenía ni ganas de enfrentármele, estaba claro que ella tenía razón. Así que sin restricción alguna, comencé a llorar, enterrando mi rostro en mis rodillas y dejando que los sollozos escaparan de mis labios sin ton ni son.
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Safo
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Nombre real : Alfhild Gry Cronström Bøe
Mensajes : 48
Puntos : 52
Fecha de inscripción : 28/01/2011

When  heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo} Empty
MensajeTema: Re: When heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo}   When  heart says yes, mind says no..and mind is damn right {Safo} EmptyMar Feb 08, 2011 9:57 pm

Recientemente los sueños de Safo se encontraban plagados de incógnitas que le producían un estado de alerta poco desarrollado, cosa bastante extraña en la castaña. Habían momentos en los que se sentía como un fantasma viviente y le resultaba imposible identificarse con las personas con las que acostumbraba a intentar mezclarse de manera que pudiese pasar desapercibido el vacío que se encontraba localizado en su fuero interno, que poco a poco se hacía mucho más entendible para ella, pero no por ello más deseado. Comenzaba a razonar de manera distinta y algo en ella le alertaba sobre el hecho de que tal vez no era quien creía ser en realidad. La chica de actitud safista jamás se había tomado el tiempo suficiente para pensar en sí misma y era por eso que no sabía cómo hacerlo; se sentía perdida en un mundo que tenía que empezar a entender, pero lo único que veía era una maraña de lazos sin verse capaz de hallar el inicio o incluso el final de aquél problema surgido. Acostumbraba –últimamente– mirarse en el espejo mucho más tiempo del que solía darse diariamente y se sentía gritar, pero sin hacerlo, produciéndole una sensación algo incómoda y de insatisfacción satisfecha, algo que no podría ser explicado de manera simple.

No estaba acostumbrada a comprender las cosas ajenas, ni siquiera entendía algunas que ocurrían en ella, ¿cómo podría darse el tiempo para conocer asuntos ajenos que, a decir verdad, ni siquiera le concernían? No sabía en realidad si alguna vez le había sucedido algo parecido y se sentía eternamente perdida en un laberinto del que jamás podría escapar. Sólo le quedaba el consuelo de saber que probablemente en aquél laberinto podía existir algún minotauro que acabase con su sufrimiento –si es que eso era lo que sentía–. Pero quedaba una duda por resolver: ¿el minotauro –en caso de que existiese tal cosa– aceptaría comérsela siendo tal y como era en ese momento? Sus andares y pareceres eran los de un hombre y aquella criatura solía engullir sólo mujeres, ¿sería eso un problema para Safo?

Sus cansinos ojos parpadeaban con pesar y el tiempo intermedio entre cada pestañeo se antojaba eterno para la chica. Su perfil se reflejaba de manera poco grácil en el espejo destartalado que yacía en el mismo lugar de siempre; tal vez un poco más chueco de lo normal, pero aquello no le arrebataba su función al artilugio. La vida que solía cuajar aquellos orbes pardos parecía haber desaparecido. Su mano derecha –que se sentía más pesada de lo normal– se condujo a través de su rostro, como si aquello fuese a devolverle la alegría de siempre, pero aquello sólo logró recordarle que no era un sueño ni una pesadilla, sino la vida 'real' o lo que conocía como ello. La misma mano que desdibujó su rostro se colocó sobre su desmadejado semblante reflectado en el cristal y lo cubrió. Viró su cuerpo hacia la puerta de la estancia y sus pies la arrastraron hacia la misma, sin ánimos, sin vida. Ni siquiera se tomó la molestia de vestirse 'como Dios mandaba', no sentía que debía, no le interesaba tampoco que fueran a verla de esa manera; en realidad no tenía planeado dejarse ver ese día en lo absoluto, planeaba volar lejos, hasta que sus alas sangraran del esfuerzo ejercido. Por primera vez quería sentir dolor físico para olvidarse del mental, era casi un hecho que sintiendo un dolor mayor al que se sufre entonces se podrá acallar el que se padece ya. Aunque nadie le aseguraba que cualquier daño que se produjese podría ser mayor al ya sentido.

Antes incluso que la alarma que acostumbraba dispararse cada mañana se hiciera presente, Safo se transformó sintiendo dolor por primera vez al hacerlo, pero no dejó que aquello la detuviera, sino más bien le animó a seguir con aquello. Voló por el aire pesado que se respiraba en la caverna y, el halcón que anteriormente se erguía orgulloso, ahora trastabillaba con piedras invisibles al ojo humano, pero palpables para ella. Con esfuerzo inhumano sobrevoló Thorez; se sentía desfallecer, ya fuera por el agotamiento mental o por cualquier otra cosa, no lo sabía a ciencia cierta. Y se dejó caer, sin fuerzas, desde una altura insospechada, la tierra era a penas visible a cualquier ojo humano. Su cuerpo formaba una perfecta flecha que apuntaba hacia su destino, el cual prometía ser terrible. Resultaba prácticamente imposible sobrevivir a una caída de ese tipo, pero Safo estaba resignada, o al menos eso parecía. Al último instante abatió las alas, recordando quién era y el hecho de que jamás podía darse por vencida, no sabía porqué, pero tenía que luchar. Lastimosamente dicho intento desesperado por elevarse no dio frutos considerando la altura a la que se encontraba, tan sólo logró evitar un daño mayor al esperado, ayudándose de la habilidad de un halcón para cambiar las corrientes de aire que pasan a través de sus plumas a su favor. Pronto sintió el suelo de un lugar desconocido torcer una de sus alas, soltando un graznido de agonía propio de esa ave. Rebotó en la tierra cual piedra que es aventada al agua con maestría; tristemente la complexión de Safo era todo menos el de un fuerte guijarro y ella sí podía lastimarse y doler. Se mantuvo en el suelo, con la forma grácil que su poder le proveía mientras sus plumas pectorales se inflaban con dificultad y sus ojos permanecían cerrados, renuentes a comprobar que seguía con vida y que la teoría de que un clavo saca a otro era equivocada. Ahora el dolor era el doble: su cuerpo y su alma estaban en agonía.
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