Una madrugada de insomnio {Serke}

Era mi última noche en la base Asis, y yo no podía pegar el ojo, ya eran las cinco de la mañana y yo seguía sin poder dormir ni un ratito, quizás se debía a los nervios, o a la tristeza de alejarme del único lugar en el que podríamos decir que me sentía segura. Donde por lo menos conocía a un par de personas. De cualquier modo, me levanté de la cama frustrada y me puse un pants con una chamarra y salí de ahí sin hacer ruido, ya regresaría más tarde por mis cosas y me iría completamente, ahora sólo quería salir a despejarme por un buen rato.

El parque me pareció buena opción, estaba casi desierto y ahí podría pensar sin que nadie me molestara. Ya había quedado con light y Dante acerca de todo lo que habríamos de hacer para uqe esto funcionara, asíq ue eso no me preocupaba en lo absoluto. Al llegar al parque, corrí un par de vueltas mientras por mis mejillas corrían unas cuantas lágrimas, y cuando ya no pude más. me fui a sentar al pasto con la cabeza entre las rodillas y mi espalda recargada en el tronco de un árbol. Y en mi mente no paraba de girar una pregunta. ¿en qué demonios te metiste Alethia DiPallermo?

Como de costumbre mi insomnio es mas potente que mi propia conciencia quien me manda a dormir para reponer pilas y que la voz de Nefu. Maldito Nefu, lo había tenido que despedir para que dejara de molestarme y de esta forma poder salirme sin hacer demasiado ruido de la base. Eso si, el muy lindo no se había ido sin parar de rezongar. Curioso caso, para ser un demonio producido por la IA del juego se parece demasiado a un modelo del padre "perfecto", uno como el que no había conocido para mi pues siempre que lo llamo aparece Supongo que si mi vida fuese lo que llaman normal también me molestaría con un padre por el estilo pues que me nieguen algo que quiero es algo que soy incapaz de tolerar, el solo pensarlo me enerva a mas no poder.

Siguiendo un impulso fui a dar al parque de la ciudad de Menia para dar un paseo nocturno entre materia verde. Una vez que llego ahí al saber la hora deduzco que no hay nadie o casi nadie que ande rondando por el parque por lo cual llamo a mi gatototote, Aleerus. Si, ando de paseo pero no por eso voy a cansar mis hermosas piernas y mis bonitos pies. Sobretodo debido a que lo que me disfruto de andar vagabundeando es mirar y no cansarme. Si, soy muy floja pero mi razonamiento es: ¿Si puedo darme el lujo por qué no hacerlo?

Un gruñido que interpreto como de molestia es el que me indica que mi invocación ha surtido efecto. -Es muy tarde-protesta-deberías de dormir y dejar dormir.- su voz suena modorra.

-¿Tu también vas empezar con eso?- le contesto con una mueca -además no tienes porque quejarte, tu siempre estas durmiendo. Anda, patas para arriba vamos a dar un paseo quejica.- con eso consigo otro gruñido de su parte mientras se despereza. Doy unos pasos para atrás para encarrerarme y dar un brinco a su lomo tricolor. Una vez montada encima de él, le abrazo el cuello y le doy un beso hundiendo mi cara entre sus rayas negras y blancas.

-Vamos... a correr!- le ordeno y casi al instante el empieza a encarrerarse. Siento el viento azotar mi cara y peinar mi cabello hacia atrás, rió con alegría y gozo como si fuese una niña pequeña. De la nada Aleerus se frena, yo caigo hacia adelante y me agarro como puedo a su morro pues quedo colgando a unos cuantos centímetros del suelo y enfrente de mi esta una rubia que reconozco, Lyra.

Cuando por fin se me quitaron las ganas de llorar, limpié mis lágrimas de mis mejillas y respiré profundamente, lo hecho ya estaba hecho y nada podía hace rpor cambiarlo, ahora lo que debía hacer era infiltrarme con Roderick Norwall, sacarle toda la información de loq ue supiera para que así los Asis terminaran con ellos y yo sería libre... lo malo era que no lo sería del todo, estaba condenada a seguir en este lugar, con mis recuerdos de la maravillosa vida que llevaba y obligada a inicar una nueva en un lugar completamente ficticio.

Como fuera, me quedé por completo absorta en mis pensamientos hasta que, de la nada. alguien apareció frente a mí, llevándome al borde de un paro cardiaco. Claro que al ver a Serke trepada en un...espectro, no me sorprendí nada, de hecho la miré feo mientras ponía una mano sobre mi pobre corazón.

- Serke, me acabas de quitar 10 años de encima ¿no sabías que es de mala educación posarse así frente a una persona distríada? - le reclamé, de verdad algo enojada, y un poco más tranquila al ver que había un rostro conocido cuando más lo necesitaba.